Proceso congresual fue ejemplo de amplia democracia interna y unidad político-ideológica
Caracas, 7 sep. 2013, Tribuna Popular Nº 225/Prensa JCV.- “Con rebeldía y organización, profundicemos la revolución”, fue la apuesta política que acompañó el proceso del XII Congreso Nacional de la Juventud Comunista de Venezuela (JCV) durante el último año. No se trató solamente de una consigna, sino de los principios de acción del destacamento juvenil de la clase obrera venezolana.
La primera clave, la rebeldía del joven comunista, es inherente a la moral proletaria, es decir, está subordinada a los intereses de la lucha del proletariado. La segunda, el principio de organización, responde a la premisa leninista de que “la revolución no se hace, se organiza”.
La comprensión de estos dos elementos se convirtió en un imperativo para la consecución del objetivo trazado –“profundicemos la revolución”–, en un año signado por las marchas y contramarchas suscitadas tras el fallecimiento de Hugo Chávez.
La comprensión de estos elementos también acompañó la puesta en marcha de la hoja de ruta que culmina con la definición de la línea organizativa y de masas de la vanguardia juvenil revolucionaria para los próximos tres años.
En una entrevista ofrecida en mayo de este año, el Secretario General de la JCV, Héctor Rodríguez, había advertido que el Congreso no solamente acordaba las tareas de los jóvenes comunistas, “sino que intenta definir las principales tareas del movimiento juvenil venezolano; hacia dónde debe avanzar para alcanzar sus reivindicaciones, sus anhelos políticos y sociales”.
El Seminario “Vigencia del marxismo-leninismo, perspectivas de la revolución mundial”, el pasado 15 de junio, sirvió de lanzamiento del XII Congreso. “La fortaleza futura dependerá de la conexión de las luchas actuales con la tradición de combatividad de nuestros pueblos”, expresó Rodríguez ante las delegaciones regionales reunidas en Caracas.
El Secretario General del PCV, Oscar Figuera, enumeró tres líneas simultáneas de trabajo: avanzar en una instancia que impida el zarpazo del imperialismo, como por ejemplo el Gran Polo Patriótico; un Bloque Popular Revolucionario que sea capaz de unir a las fuerzas populares que apuestan por la construcción del Socialismo; y, erigir un Partido y una Juventud Comunista que sean referentes para las masas.
La construcción de una Plataforma de Lucha que responda a una caracterización precisa de la realidad y permita elaborar políticas eficaces dirigidas a la transformación de los sectores juveniles fue asumida por militantes y afiliados como tema medular en las instancias de discusión.
Del 27 de abril al 9 de junio fueron celebradas las Asambleas de Colectivos, las organizaciones de base de la JCV, que además de ser espacio para el estudio y la discusión de materiales ideológicos es el punto de encuentro entre la organización y la realidad; las resoluciones organizativas emanadas de este espacio brindan coherencia a las líneas gruesas de trabajo.
Además, las Asambleas de Colectivos, así como las Conferencias Locales (realizadas del 15 al 30 de junio), son la máxima expresión de la democracia interna que rige a la organización.
Bien lo recuerda, Álvaro Cunhal en Un Partido con paredes de cristal: “La democracia interna presupone el hábito de escuchar, con respeto efectivo e interés de comprender y aprender, opiniones diferentes y eventualmente discordantes. Presupone la conciencia de que, como regla, el colectivo va mejor que el individuo”.
Las Conferencias Regionales sellaron la discusión de propuestas a los documentos. Celebradas del 30 de junio al 28 de julio, fueron el escenario para afinar los aportes orientados “a mejorar el perfil de vanguardia de nuestro instrumento político”, explicó la Secretaria Nacional de Organización, Janohi Rosas.
Electos los Delegados y sistematizadas las propuestas, todo está listo para que la JCV defina sus líneas gruesas de trabajo organizativo; precise los acuerdos generales para llevar a las masas juveniles la línea del PCV; y, elija su Consejo Central.