Buró Político, Nacionales

EDITORIAL: ¿Los “restos” del Estado burgués?


Editorial Tribuna Popular 243.- A lo largo de las últimas semanas, especialmente desde el pasado mes de julio, diferentes representantes del Gobierno nacional han repetido sistemáticamente: «vamos con todo a buscar –y demoler– los restos –o vestigios– del Estado burgués».

El propio presidente Maduro expresó recientemente: «vamos a ir de manera progresiva, a paso seguro, a construir un Estado de verdad democrático, eficiente, un Estado verdaderamente social».

Hay unos “pequeños detalles” que se obvian en estas afirmaciones:

Primero, los Estados no están al margen de las clases sociales, sino que el carácter y tipo de Estado están determinados por la clase social que ejerce la hegemonía, es decir, que tiene el Poder para imponer sus intereses a través de los más variados instrumentos de dominación –violenta o pacíficamente, sin menoscabo de la constante lucha de clases que se presenta en el seno de la sociedad dada–.

Segundo, por ende, no hay “Estado democrático” a secas, ni “social” a secas, ni “de justicia” a secas, ni “de bienestar” a secas, porque ninguno de estos adjetivos definen el carácter de clase del Estado, e incluso han sido internacionalmente utilizados en múltiples ocasiones por fuerzas socialdemócratas y hasta abiertamente de derecha.

Tercero, cuando se hace referencia a «Estado burgués» se le asigna efectivamente un carácter de clase a este Estado, es decir, que la clase hegemónica, la que ejerce el Poder, es la burguesía; y la contraparte a este Estado no puede ser otro que el Estado de la clase social y los sectores con intereses antagónicos a la burguesía: la clase obrera y el pueblo trabajador.

Cuarto, como bien expresa el Programa del PCV: «La construcción de la sociedad socialista sólo es posible a través de un proceso de luchas en las cuales se enfrentan la clase obrera y demás explotados (la mayoría), a sus explotadores, (la burguesía)», y que «Este proceso es el de la revolución para expropiar a los expropiadores y no puede ser producto de la espontaneidad y de la improvisación».

Quinto, como también clarifica este Programa revolucionario, hay que estar conscientes de que sustituir el Estado burgués «es una tarea de gran magnitud, pues ya no se trata del desplazamiento de un equipo de gobierno, sino la radical sustitución de las clases sociales reaccionarias por otras progresistas en las posiciones dirigentes de la sociedad».

Sexto, es de resaltar –como afirma el Programa comunista– que «el triunfo exige combinar dialécticamente las condiciones objetivas para la revolución con las condiciones subjetivas de la vanguardia y de las masas populares», y que «el triunfo de las fuerzas revolucionarias de la sociedad sólo será factible si éstas cuentan con dos elementos fundamentales: un partido de vanguardia que exprese los intereses de los explotados y una ideología capaz de conducir a las masas a las sucesivas metas del proceso y poder culminar la victoria definitiva».

Séptimo, como ya dijo el Comité Central del PCV en julio pasado, «Cada vez más se corroboran las tesis marxistas-leninistas de que no se construye el Socialismo por la “vía evolutiva” de reformas sociales», y que «El Poder debe ser conquistado por el pueblo trabajador consciente, organizado y movilizado, con la clase obrera revolucionaria en la vanguardia como clase hegemónica, para generar una ruptura y quiebre del sistema capitalista, sus instituciones y valores, para iniciar la fase histórica del tránsito al Socialismo».

Por ende, queda claro que no hay “restos” del Estado burgués, sino muchos retos que tenemos para acumular fuerzas en torno a un sólido bloque obrero-popular revolucionario, con miras a una cualitativamente nueva correlación de fuerzas, y asumir la gran magnitud de las tareas que tenemos por delante.

1 comentario en “EDITORIAL: ¿Los “restos” del Estado burgués?”

  1. Si esto es asi, en lo cual estoy completamente convencido, ¿Por que seguir como focas las decisiones que toma este Gobierno, peor aun, ser parte de este circo? Noto que el discurso no va acorde con su practica.

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