
«La superestructura del capitalismo es sumamente refinada. En el moderno Estado capitalista, con sus jueces empelucados y sus Presidentes y Congresos nombrados en “elecciones libres”, apenas se reconoce el instrumento de las clases dominantes para mantener sometidos a los explotados; pero, en verdad nada ha cambiado en esencia. El Estado burgués, con todas sus máscaras y mentiras, no es sino el instrumento de los capitalistas para mantener sometido a los obreros, a los campesinos y a todas las clases dominadas en general.»
Pedro Ortega Díaz (1914-2006)
Por: Yul Jabour. Especial para TP
Miembro del Buró Político del PCV
Pedro Ortega Díaz, quien llegaría a ser uno de los más simbólicos e integrales comunistas venezolanos, a los siete años de edad, en 1921, escuchó por primera vez la palabra «Comunismo» de la boca del sacerdote de su pueblo natal, Río Caribe, en el estado Sucre, quien le decía: “si los comunistas llegan a gobernar, te van a quitar el piano que tanto añoras que te regalen tus padres”.
Pero eso no fue impedimento para entregar con honestidad, estudio, mística y sencillez, setenta años de su vida al Partido Comunista de Venezuela (PCV), a la clase obrera y al bolivarianismo, los que, junto a su inmenso amor por la humanidad –condición indispensable en la vida de un verdadero comunista– constituyeron sus grandes pasiones.
Fue un militante ejemplar que a lo largo de su vida trabajó por la unidad, fortalecimiento y desarrollo del PCV, hasta en los momentos más difíciles. Formó parte del grupo «No», en referencia a la posición contraria a la fragmentación del Partido en la confrontación interna que en gran medida se zanjó con el Congreso de la Unidad, el histórico primer Congreso del PCV en 1946. A partir de allí, fue Miembro del Comité Central y participó en todos los Congresos celebrados por el Partido hasta su fallecimiento –siendo Presidente del PCV– el 3 de febrero de 2006, el año en el que cumpliría 92 años.
En toda trinchera
En marzo de 1961, el III Congreso del Partido Comunista decide la línea de la lucha armada como medio para la toma del Poder, con la opinión disidente del camarada Pedro Ortega; sin embargo, acató e implementó la política de la organización, cumpliendo cabal y eficazmente con las responsabilidades y tareas que se le encomendaron.
Como abogado especialista en Derecho Laboral, puso sus conocimientos y su trabajo al servicio de la clase trabajadora. El primer recurso Habeas Corpus logrado en Venezuela se debió a su trabajo a favor del dirigente obrero Manuel Taborda, a pocas horas de haberse aprobado la Constitución de la República de 1947.
Durante muchos años, desde 1963, fue asesor de la Central Unitaria de Trabajadores de Venezuela (CUTV). Fue el creador intelectual del Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laborales (Inpsasel); en el año 1986, como diputado dio la batalla por la aprobación de la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (Lopcymat) y la puesta en marcha del Inpsasel.
Como diputado en el Congreso de la República de la época, participó en la redacción de los componentes sociales de la Constitución de 1961 y la suscribió. También le tocó presidir, por ser el de mayor edad, la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente de 1999, en cuyo seno fue uno de los proponentes y defensores del nombre de la República Bolivariana de Venezuela, y co-redactor del Artículo 184 de la actual Constitución que establece diversos mecanismos de participación popular.
Fue un parlamentario tan brillante y creativo que en 1962 se le encomendó la difícil tarea de retrasar el inminente allanamiento de la inmunidad de diputados de izquierda, a través de un discurso en ese Congreso, que debía ser sumamente extenso, para ganar tiempo antes de que se produjera la ilegalización del PCV y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) con las consiguientes persecuciones a dirigentes políticos, sociales y obreros. Ese famoso discurso, el más largo realizado por un diputado en la historia del parlamento, duró nueve horas.
Bolivarianismo
Dada su condición de militante comunista, y por encargo específico de la dirección del PCV, fue un minucioso estudioso e investigador de gran profundidad del pensamiento bolivariano. En marzo de 1954, el Partido instruyó a Pedro Ortega a elaborar un documento sobre el bolivarianismo y la unidad latinoamericana y la amenaza del panamericanismo basada en la doctrina Monroe; dicho documento del Partido Comunista se logró distribuir clandestinamente en la 10ª Conferencia Panamericana, celebrada aquel año en Caracas teniendo como anfitriona a la dictadura militar de Pérez Jimánez, bajo el signo de anticomunismo, con la presencia de John Foster Dulles, Secretario de Estado y presidente de la delegación estadounidense.
Fue un ferviente luchador antiimperialista e impulsor del pensamiento de Simón Bolívar, logrando que, el 14 de junio de 2001, la Asamblea Nacional declarara el 22 de junio como el «Día de la Unidad Latinoamericana y Caribeña» en homenaje a la instalación del Congreso Anfictiónico de Panamá, convocado por el Libertador en 1824.
A lo largo de su vida, ejerció la docencia universitaria y escribió libros de derecho, historia, política e ideología, siempre desde las concepciones marxistas-leninistas.
El 3 de febrero, se cumplen diez años de su desaparición física, y para quienes deseen ahondar más en su vida, les invitamos a leer la reseña publicada por Tribuna Popular (Nº 247) con motivo del Centenario de su nacimiento: http://www.issuu.com/tribuna_popular/docs/tp_247/14
En nuestro país, donde se viene agudizando la lucha de clases, la vida de nuestro camarada Pedro Ortega Díaz es ejemplo y referente de dignidad, honestidad, constancia, consecuencia y lucha para las nuevas generaciones.
¡Pedro Ortega Díaz, siempre Presente!