Juan Manuel Parada. Especial para TP
La lucha de clases en Venezuela ha llegado a un nivel en el que la violencia generalizada, como otra expresión de esta lucha, se percibe en la atmósfera política, envuelve todo y se posa sobre la cabeza del pueblo como una daga a punto de caer.
Esta violencia ha ganado terreno en el ámbito de la disputa por el ejercicio pleno del poder, y lo evidencia el asesinato selectivo de cuadros políticos y militares.
También lo evidencia la toma y control de amplios territorios urbanos y rurales por parte de bandas criminales, altamente organizadas y equipadas con armamento de guerra. La filtración de organizaciones mercenarias y el entrenamiento paramilitar a dirigentes de derecha, denunciado desde hace años; paso previo a las connotadas “revoluciones de colores”.
En el plano político, la mayoría de derecha en la Asamblea Nacional cumple un papel relevante para la desestabilización, donde, por ejemplo, procura “perdonar” y facultar políticamente a asesinos, corruptos y diversos criminales para culminar la reconquista de espacios de poder, abriéndole paso a la posibilidad de un oscuro escenario, de llegar a materializarse.
En el plano económico se está librando una de las más importantes batallas, ya que la derecha busca que sea un detonante para el estallido social, aprovechando la disminuida capacidad de importación y producción de alimentos y artículos de primera necesidad producto de la crisis del modelo rentista, multiexportador y monoproductor. Todo agudizado por empresarios vividores y funcionarios corruptos o ineficientes, sumado a las mafias de acaparadores, especuladores que dificultan el acceso a los alimentos y medicinas, y a los empresarios de maletín que fugan las divisas necesarias.
Este contexto demanda mayor organización de las fuerza populares, revolucionarias y patrióticas, que en un avanzado instrumento organizativo puedan enfrentar con eficacia los embates del fascismo (su violencia, su explotación y su dictadura) y a los sectores que abiertamente entregan las conquistas populares del proceso de cambios (como salvoconducto que les deje vivos políticamente en una hipotética “coronación” de la derecha).
Con la misma energía, luchar por la plena erradicación de los corruptos e ineficientes que se han enquistado en el gobierno; lo cual sólo será posible plenamente con la conquista del poder por el pueblo trabajador y el desmontaje del Estado burgués, construyendo, en dirección colectiva, un Estado Democrático, Popular y Revolucionario.
En ese sentido, el PCV ha dado un paso al frente, desde las bases y en conjunto con más de 50 organizaciones políticas y movimientos sociales de carácter popular revolucionario, levantando un referente de lucha que agrupe a lo mejor de la sociedad venezolana, haciendo un llamado público a la formación de un “Movimiento de Movimientos”, con la participación comprometida de los insurgentes e inconformes para la defensa de las conquistas y la profundización revolucionaria de este proceso hasta alcanzar la plena liberación nacional y construir el verdadero Socialismo.
Vale la pena leer el «¡Llamamiento al pueblo bolivariano, chavista, revolucionario!», publicado en Tribuna Popular, para entender y sumarse a este paso histórico de las fuerzas revolucionarias que, junto al pueblo en rebeldía, aspira conquistar plenamente el poder para elevar a la sociedad venezolana a su máximo estado de liberad y virtuosismo, sólo posible en un modelo Socialista.
Tribuna Popular 