
Comisión Nacional de Ideología .-
Este 22 de abril se conmemoran 150 años del natalicio de Vladimir Ilich Lenin, fundador, junto a Karl Marx, del comunismo científico, concepción doctrinaria que orienta la estrategia y la táctica de los comunistas a nivel mundial, con base en el análisis y caracterización colectiva de la realidad objetiva (condiciones materiales de existencia) y la subjetiva (desarrollo de la conciencia, organización y estado de ánimo de las masas), que determinan el carácter de la lucha de clases y la orientación de la acción revolucionaria de los partidos comunistas en defensa de los intereses de la clase obrera y los trabajadores de la ciudad y el campo.Esta doctrina orienta las luchas revolucionarias hacia la conquista del poder político por la clase obrera y la construcción de la nueva sociedad socialista, única opción posible frente a la barbarie capitalista en su fase de desarrollo imperialista y su expresión más reaccionaria: el fascismo.De ahí la relevancia que tiene en la vida militante de los comunistas estudiar y analizar constante y consecuentemente el Programa (estrategia), la Línea Política (táctica) y los Estatutos (vida interna) del Partido Comunista de Venezuela (PCV). Estos documentos determinan en cada circunstancia la conducta política de nuestro partido en la compleja y aguda confrontación de clases que se desarrolla en nuestro país, América Latina, el Caribe y el mundo, como escenario global de esta confrontación entre capital y trabajo (contradicción fundamental) y entre el imperialismo y los estados nacionales (contradicción principal).
REQUISITOS INDISPENSABLES
Si los comunistas no conocemos en detalle cuál es nuestra estrategia, es decir nuestro programa, no sabremos cuál es el objetivo estratégico que debemos alcanzar, la razón esencial por la cual luchamos y lo que aspiramos lograr a través de la acción organizada del partido y nuestro consecuente esfuerzo militante. Es decir, seríamos una especie de barco a la deriva. Asimismo, si no dominamos la táctica, contenida en la línea política, tendremos dificultades para comprender adecuadamente en cada coyuntura la conducta de los partidos políticos, las organizaciones sociales y de clase que actúan y toman posición en la compleja confrontación determinada por los intereses irreconciliables propios de las sociedades antagónicas, cuyas relaciones sociales y modo de producción están fundamentadas en la explotación del hombre por el hombre, y cuyo proceso produce constantes cambios en las correlaciones de fuerzas que pugnan en el marco de la disputa y confrontación de intereses de clase. En este escenario, los comunistas debemos seguir una conducta política basada en principios ideológicos y deslindada tanto del pragmatismo propio del reformismo socialdemócrata o demócratacristiano, como de las desviaciones ultraizquierdistas. Y por último, la comprensión de las normas que regulan nuestra vida militante en el «partido de nuevo tipo» –genial aporte de Lenin a la lucha eficaz de la clase obrera por desplazar a la burguesía del control del poder político y destruir el capitalismo–, es decisiva para alcanzar los niveles necesarios de organización; así como lo es la conciencia de clase capaz de producir en cada militante una moral comunista que exprese consecuentemente la disciplina consciente y férrea necesaria para dar los saltos cualitativos que requiera la acción política revolucionaria del partido en su lucha por el poder y la construcción del socialismo-comunismo.