Opinión

RESPUESTA DE UN COMUNISTA VENEZOLANO A NARCISO ISA CONDE


RESPUESTA DE UN COMUNISTA VENEZOLANO A NARCISO ISA CONDE
Por Armiche Padrón
Miembro del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela (PCV)

En días recientes, el camarada Narciso Isa Conde planteó en unas líneas su análisis sobre la situación venezolana. Ante todo, se hace necesario recordar los grandes lazos de hermandad y solidaridad que unen a los comunistas venezolanos con la tierra quisqueyana y los revolucionarios que en ella luchan. No en balde, en una de las tantas demostraciones concretas de internacionalismo proletario del PCV, trece (13) camaradas abonaron la heroica tierra dominicana con sus vidas cuando incursionaron en la lucha armada para derrotar la cruel tiranía de Rafael Leónidas Trujillo. Militantes comunistas que no dudaron en participar con los camaradas dominicanos en la gesta revolucionaria que, por desgracia, no pudo triunfar, pero permitió sellar con sangre, joven sangre de nuestra Juventud Comunista (JC), una hermandad militante que se mantiene viva, como vivo el recuerdo de nuestros mártires que reposan en los lugares donde combatieron o en el Fuerte San Isidro, donde algunos fueron ejecutados por la dictadura criminal.

A diferencia de otros análisis, el del camarada Narciso merece una atención especial, no solo por el cariño y respeto que nuestro Partido tiene por la lucha revolucionaria dominicana, sino por el respeto a un hombre de la talla del camarada y por la necesaria comunicación entre los comunistas en las vías y formas que entendernos. Imposible no reconocer la opinión de este revolucionario sobre la integridad moral y ética revolucionaria de la actual Dirección Nacional del PCV, rematando con la verdad concreta: ”En lo que conozco de su trayectoria, a lo largo de todo el proceso chavista, el PCV ha dado muchas pruebas de su antiimperialismo y su ortodoxia comunista, como también de su ética en el ejercicio político”.

Si algo caracteriza la historia del PCV, y lo hemos ratificado de manera constante en el seno de los diversos eventos de los partidos comunistas y obreros del mundo a los que asistimos, es que nos negamos a la polémica pública entre partidos hermanos y mucho menos a inmiscuirnos en los asuntos internos de ellos. Partimos de la idea de que corresponde a cada Partido hermano la solución de los problemas que permitan la elaboración de una línea política correcta, para enfrentar el tránsito hacia el objetivo estratégico y porque las experiencias en las cuales se pretende, desde afuera, incidir en esta necesaria actitud, nunca alcanzan resultados positivos. Por ello nuestra postura, en 1966, fue de respeto a quienes decidieron disolver el Partido Comunista Dominicano (PCD), pese a no compartirla.

Está claro que la dinámica del sistema capitalista mundial y la crisis que atraviesa el complejo marco de contradicciones que se viene desarrollando al interior del Imperialismo, y las que se desarrollan entre los países capitalistas, encuentra en el seno de los partidos comunistas y obreros del mundo un rico debate de posiciones, también de recuerdos por experiencias pasadas que deben ser tratadas, insistimos los comunistas venezolanos, siempre desde la práctica leninista del respeto a la autonomía de cada Partido, del respeto mutuo y de la búsqueda incansable de la unidad de los comunistas del mundo. Para ello, los partidos comunistas y obreros del mundo poseemos en el marxismo-leninismo, su lucha contra el Imperialismo, el internacionalismo proletario y la solidaridad internacional, los cuatro (4) pilares sobre los cuales se alza la defensa de la gran familia comunista.

Por ello asombra que, conocida nuestra posición y praxis histórica, se traten de ventilar de forma pública consideraciones sobre la posición del PCV en el escenario político venezolano, afirmando, de manera temerosa, que «no me pareció acertado que en las recién pasadas elecciones el PCV decidiera separarse del Gran Polo Patriótico de fuerzas aliadas al PSUV, constituyendo desde su matrícula un tercer y pequeño bloque con otros sectores de izquierda» [Sic]. Y decimos que nos asombra pues existen muy buenos canales e interlocutores entre el PCV y Narciso, tal como él mismo lo reconoce, como para terminar rodando en un conjunto de apreciaciones que demuestran, cuando menos, un absoluto desconocimiento de las circunstancias que permitieron desarrollar este momento en particular, saltándose de manera olímpica cinco (5) congresos, cinco (5) conferencias nacionales, innumerables análisis, resoluciones emanadas del Comité Central (CC), así como un folio importante de correspondencias públicas y privadas, dirigidas tanto a Hugo Chávez como a Nicolás Maduro, donde el Partido Comunista de Venezuela (PCV) viene caracterizando, día a día, la lucha de clases en Venezuela, aupando las políticas correctas de corte antimperialista que se han desarrollado, criticando los errores (primer paso, como decía el camarada Stalin, de la desviación) que se cometen, haciendo propuestas clasistas y revolucionarias que, en el mejor de los casos, nunca fueron respondidas, salvo sobre la base de la tergiversación.

Uno de los errores que comete Narciso Isa es presentar un hecho falso sin considerar el espacio histórico correcto para el análisis y mucho menos las perspectivas en juego. En primer lugar, es falso que decidiéramos, en el contexto de las elecciones pasadas, “separarnos del Gran Polo Patriótico”. Se obvia que, y es público, cuando la representación del PSUV se acercó al PCV a plantear propuestas sobre una alianza electoral, la respuesta del Partido Comunista fue una sola: nuestro desacuerdo con la inconsulta política neoliberal aplicada por el Gobierno de Maduro nos obligaba, como Partido, a exigir un debate amplio entre las fuerzas patrióticas, democráticas, progresistas y revolucionarias a fin de lograr un rumbo diferente al actual, donde la única perjudicada es la masa trabajadora venezolana. ¿Cuál fue la respuesta del PSUV?: dos (2) reuniones adicionales con representantes del PSUV-Gobierno en las que ratificamos la necesidad del debate y ellos insistiendo en el ofrecimiento de curules. Ergo, no es el PCV quien rompe la unidad, sino la dirección política del PSUV, incapaz de dar un debate con los comunistas sobre la política económica desarrollada en Venezuela.

Tal ha sido y es el silencio de la élite reformista y entreguista sobre el tema económico que, bajo el amparo de una ley no discutida y en extremo desconocida, se viene desarrollando un agresivo plan de privatizaciones y de re-entrega de latifundios, los cuales, en tiempos de Chávez, fueron nacionalizados, pero hoy “regresan” al capital monopólico internacional… con no pocos actores que “lideraron” empresas nacionalizadas y que hoy aparecen como socios de los nuevos dueños.

En segundo orden, más falso aún es pretender que el escenario electoral es el elemento que dispara la situación. Parte del discurso de los oportunistas en Venezuela apunta hacia este hecho con la firme intención de crear una matriz de opinión sobre el carácter mercenario (electoral) de los comunistas. Si esa fuese nuestra actitud, más barato hubiese sido participar con ellos; pero como a los comunistas nos guían principios ideológicos y una ética revolucionaria, el paso dado fue reagrupar fuerzas con organizaciones políticas y sectores del movimiento popular que mantienen posiciones antimperialistas y revolucionarias.

Contrario a esta matriz oportunista, por tanto, reaccionaria, insistimos en el carácter crítico (clasista) y propositivo de los comunistas venezolanos durante los últimos 20 años (para no extender más este escrito). Por ello, la XIV Conferencia Nacional, en atención a nuestros análisis y a la historia de “unidad” con la élite burocrática del PSUV, nos llevó a plantear el Acuerdo Unitario Marco PSUV-PCV firmado por el mismo Maduro un 26 de febrero del 2018 y que nunca fue considerado, atendido, evaluado ni discutido, después de su firma, por quienes luego pretenden dar clases de unidad, honestidad y ética en política. Es decir, dos años (33 meses y 8 días, para ser más exactos) esperando concretar un Acuerdo Unitario que la dirección política del PSUV se encargó de disolver en la pesadez de su discurso monetarista. ¡Y aún se insiste en que nosotros “rompimos” la unidad!

¿Y qué planteaba el Acuerdo Marco? Aparte de la denuncia contra la ofensiva imperialista, la complicidad de gobiernos latinoamericanos de la derecha y sus efectos negativos sobre la economía nacional (único punto en el cual hubo un cumplimiento razonable, quizá por ser el primero), manifestamos en ese Acuerdo que “la salida a la actual crisis no debe ser en favor de la burguesía y de las transnacionales, sino en favor de los intereses del pueblo”. Los pasos recientes dados en torno a la ofensiva privatizadora del Gobierno, disimulados bajo el concepto de “Alianzas Estratégicas”, demuestran que la dirección del PSUV comenzó a traicionar la firma misma del Acuerdo en nombre de lo que ellos llaman el “Legado de Chávez”. Y no hablemos de los intereses de la clase obrera. En el Acuerdo Marco, de forma explícita, se establece: “fortalecer el sindicalismo clasista y las diversas expresiones del movimiento obrero y revolucionario (…) desarrollando mecanismos efectivos y oportunos para que las y los trabajadores puedan tener rol protagónico en el desarrollo del proceso social del trabajo”. La miserable respuesta a este punto ha sido la persecución contra la dirigencia sindical clasista, la judicialización de sus luchas y, de manera prejuiciada y clasista, achacar a los trabajadores de las industrias nacionalizadas por Chávez y a los campesinos que ejercen, en la práctica, el rescate de sus tierras buena parte de la culpa por la baja producción existente en la economía nacional.

Pudiéramos extendernos en analizar el Acuerdo, pero creemos que basta con esos dos (2) elementos para hacer entender a los críticos del PCV lo importante de estudiarlo. Insistimos: ese documento fue firmado en el 2018 y no en el marco electoral del 2020, lo que serviría para poder analizar, de forma objetiva, el comportamiento de los firmantes del mismo, no teniendo que dejarse llevar ni por la maquinaria propagandista del Gobierno ni por el oportunismo que se deriva de la ignorancia.

Entendiendo que es falso el hecho presentado por Narciso, y errada su consideración histórica para analizarlo, queda pendiente una aseveración, también empleada por los oportunistas en estas últimas horas, sobre la cual se llega a sentenciar que “esa importante decisión constituyó un acto fallido, un error político”. Tal señalamiento poseería dos (2) vértices para el análisis: el primero se deriva de los intereses y la óptica de la élite burocrática reformista; el otro se expresa en el análisis y los intereses (de clase) del PCV y de quienes conformamos la APR.

Desde la perspectiva de los oportunistas, la “importante decisión” apunta a ganar indulgencias con los nuevos “actores” incorporados, de manera inconsulta, a la unidad con el gobierno: las corrientes reformistas (socialdemócratas, socialcristianas o liberales), en tanto representantes del capital monopólico internacional, lo que se concreta, por ejemplo, en las privatizaciones que se vienen desarrollando. La necesidad de demostrar a los nuevos “aliados” su desprendimiento con actitudes “izquierdistas” los lleva a generar, de manera progresiva e insistente, un conjunto de pasos y a desarrollar un discurso anticomunista de forma marcada y abierta, a fin de desviar la atención colectiva sobre la política neoliberal en desarrollo.

Desde la perspectiva comunista, la ofensiva del imperialismo contra nuestra patria logra, aparte del sufrimiento del pueblo, que la dirección política del PSUV se nuclee y, como decía Lenin, se torne rosada; en este caso, emplea un lenguaje “casi revolucionario”, pero que, en realidad, representa los intereses del capital. Y si la ofensiva del imperialismo logra este desplazamiento ideológico, político y ético, la incapacidad e incompetencia de esta élite reformista y entreguista, enquistada en el Gobierno durante estos últimos años, la lleva a construir condiciones objetivas y subjetivas tales como las que podemos atender en cada hogar y centro de producción venezolanos. De la dirección política del PSUV podemos decir lo que Lenin de sus “ancestros” en 1905: «…son los gusanos en la sepultura de la revolución. La revolución ha sido enterrada. La devoran los gusanos. Pero la revolución tiene la facultad de resucitar con presteza y crecer frondosa en un terreno bien preparado. El terreno ha sido preparado de manera excelente, soberbia, por los días de la libertad de octubre y por la insurrección de diciembre. Y nosotros estamos lejos de la idea de negar la utilidad del trabajo de los gusanos cuando la revolución está enterrada. Abonan tan bien la tierra esos gordos gusanos…» (La victoria de los demócratas constitucionalistas y las tareas del Partido obrero).

Al error inicial del camarada Narciso, se suma un conjunto de olvidos. Olvida la naturaleza y carácter de las tareas del proletariado en su lucha contra el imperialismo y, por lo tanto, contra el capitalismo que lo genera. Olvida que la “dinámica de las cosas”, como decía Lenin, obliga a entender que no podemos hacer identidad de 1998 con lo que sucede en la actualidad, que la dialéctica transforma o no, en el marco de la superación de los contrarios, estén unidos o enfrentados, las situaciones y hasta las identidades. Olvida el compatriota quisqueyano que cada época obliga al Partido a definir tareas específicas y que, siempre, los oportunistas se encargan de desfigurar, de torpedear en razón de sus intereses objetivos de clase. Olvida el compañero Narciso que no es posible que los comunistas hagamos coro a una idea de “progreso” (la sustentada por el actual Gobierno), basada en la alianza con el capital monopólico.

Se debe terminar de entender que, en cada acción política, lo que prevalece no es el saldo electoral manejado bajo la institucionalidad burguesa. Que en cada acción política lo que debe prevalecer es el saldo político, y ese, querido compañero, no se expresa en un día o una acción (preguntémosle a Fidel en el Moncada, al mismo Hugo Chávez el 4-F). Estimado camarada Narciso, la posición del PCV no solo está escrita en cientos de documentos. Está respaldada en cada ejecución práctica guiada por un criterio de clase. No negamos, faltaría más, los errores que hemos cometido; quizá uno de ellos sea el mismo que cometió Lenin, en 1905, cuando afirmó de forma autocrítica: «hasta ahora confiábamos en las reformas desde arriba; pero mientras esperábamos, el tiempo ha hecho su obra. (…) Nuestro deber, pese a todo, es acudir al pueblo. Hubiéramos debido hacerlo antes» (1905; Mientras el proletariado lucha, la burguesía se desliza furtivamente hacia el poder). Seguro usted hubiese criticado a Lenin por “Los motivos y causas que ha podido asumir (…) para reaccionar de esa manera y cometer, de paso, lo que me parece son una serie de errores recientes”; pero ya ve: bastó algo de tiempo para demostrar que Ilich no se basaba en formas, sino en la esencia de la lucha de clases. Y que cuando, desde Miraflores, se desgarran las vestiduras por el paso dado por los comunistas, solo recordamos a Lenin, siempre Lenin, quien dijo alguna vez, de forma majadera, que «la tarea de los marxistas es oponer, de la manera más serena y exacta, la apreciación de las fuerzas reales de clase y los hechos indudables a los lloriqueos y el pánico de los filisteos del reformismo y del revolucionarismo» (1921; Nuevos tiempos y Viejos Errores bajo una nueva apariencia).

Narciso: un saludo solidario, combativo e internacionalista desde las filas del PCV, ¡Viva la República Dominicana!, tierra regada con sangre de comunistas venezolanos para que algún día recojamos cosecha en Revolución. ¡Salud!

Cumaná, febrero del 2021
Armiche Padrón Suárez
Miembro del Comité Central del PCV

  • El presente artículo fue consultado con la dirección nacional del PCV

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