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EDITORIAL | Una nueva situación, una táctica concreta:alianza política-electoral más allá de la izquierda


FOTO: EFE

Vamos a las elecciones en una nueva situación: la tarjeta electoral del Gallo Rojo está secuestrada y esto es tan solo una de las tantas maniobras que la cúpula del Gobierno-PSUV utilizó para fabricar un escenario electoral controlado y favorable a las élites en disputa por el poder político.

La cara de Nicolás Maduro en la tarjeta electoral del Partido Comunista de Venezuela (PCV) ─impuesta de manera írrita─ no es la fotografía de un candidato que se presenta a la reelección, sino el retrato de un sátrapa.

La deriva autoritaria de la cúpula gubernamental no es un detalle menor para el análisis del cuadro político-electoral. Sus implicaciones en el desarrollo de la lucha de clases son significativas, pues nos encontramos en un escenario en el que las garantías constitucionales para la clase trabajadora venezolana han sido suprimidas.

Pero además, como telón de fondo de estas elecciones, tenemos la consolidación de un marco represivo para frenar la contraofensiva obrera y popular. La criminalización y la judicialización de las luchas en centros de trabajo se han institucionalizado y los tribunales «antiterroristas» son el destino frecuente de los activistas políticos, sociales y sindicales que se niegan a retroceder.

Vivimos en tiempos de degradación política; las élites corruptas se revuelcan en un lodazal de descomposición moral, mientras se señalan unos a otros para tratar de definir ─sin vergüenza alguna─ qué es «menos malo», si el saqueo de la industria petrolera (como lo ha hecho la cúpula gobernante y de lo cual el Presidente de la República niega responsabilidad cínicamente) o el robo de activos de la nación en el extranjero (protagonizado por el bloque de delincuentes que han solicitado intervención militar y «sanciones» contra Venezuela).

Ciertamente, estos dos polos no tienen nada que ofrecer a un país que reclama condiciones de vida dignas, pues sus intereses están en otro lado. Tanto el bloque de derecha en el Gobierno Nacional como el bloque de derecha en la oposición, trabajan laboriosamente por el control de la renta para su enriquecimiento. Ambos son portavoces de fracciones del capital. La diferencia es que uno lo admite abiertamente y el otro trata de ocultarlo con una burda retórica patriotera.

Son estas consideraciones las que marcaron la discusión de las y los comunistas durante los últimos ocho meses desde que se instaló su XVI Conferencia Nacional. En tres momentos (octubre de 2023, marzo y junio de 2024), más de un centenar de delegados y delegadas electos por las células de la legítima militancia del PCV se vieron las caras para dar un descarnado debate y fijar las tareas del momento político.

La primera gran conclusión es que una «nueva situación» amerita una táctica concreta. La realidad no es estática: las contradicciones internas ─que son múltiples y complejas─ , la pugna de los actores en lucha, las condiciones políticas y económicas, marcan las transformaciones de esa realidad.

Cada fase de un proceso histórico demanda acciones específicas con miras a conseguir objetivos ─que desde luego no están divorciados de la estrategia general─. Pero, cuáles son los objetivos de este momento peculiar en el que al pueblo trabajador y a la izquierda, en general, le han arrebatado también sus derechos políticos. Sin duda, la derrota del polo gobernante es una tarea indiscutible; pero, ¿cómo hacerlo? ¿abriéndole paso al otro bloque corresponsable de la tragedia nacional?

He aquí el planteamiento táctico de las y los comunistas venezolanos: Esta «nueva situación» demanda el reagrupamiento de las fuerzas genuinamente democráticas y dispuestas a trabajar por la restitución de los derechos consagrados en la Constitución. De tal modo, la XVI Conferencia Nacional del PCV se ha plateado construir un acuerdo político-electoral más allá de la izquierda, basado en un programa que tenga en su centro la recuperación del salario y las prestaciones sociales; la liberación de los trabajadores injustamente encarcelados y una agenda legislativa dirigida a la reinstitucionalización del país, la representación de las minorías en el debate político y el ejercicio transparente de la gestión pública.

Desde luego, la concreción efectiva de estas propuestas no solamente dependerán de los resultados electorales. Alcanzar una correlación de fuerzas favorable a los intereses del pueblo demanda de organización y lucha. Y allí, en cada combate de clase, estará presente la legítima militancia del PCV, dispuesta a construir un país para la clase trabajadora.

Editorial de la edición N° 3.051 de Tribuna Popular (Junio 2024). Descarga aquí

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